SarkozyPETROLEO reseña sobre libro de John Saxe PETROLEOSarkozy
CERCA DE TREINTA AÑOS DESDE QUE SE PUBLICARA LA RESEÑA QUE AHORA SUGERIMOS RELEER SOBRE UN LIBRO FUNDAMENTAL DE JOHN SAXE FERNÁNDEZ merece la pena acercarse a sus tesis desde las coordenadas de la actual crisis en la que se está metiendo el imperio norteamericano en esta década que abre el Siglo XX
Los años del rock,El Rey Elvis, los autos como dioses en un Olimpo que solamente una perdida enla memoria Corea recordaba en las bellas casas ajardinadas de las clases medias norteamericanas.
De momento el presidente de Francia Ms Sarkozy ha logrado que se pueda controlar cualquier página de la red de internet en directo sin proceso judicial : Parece que vuelve el Ancien Regime pero ya sin idealismos: a lo Heidegger.Es decir:la moral del Poder descarnado, el superhombre y su Voluntad de Dominio.Herren,Herr Sarkozy
reseña del libro de John Saxe:
RESEÑAS: John Saxe-Fernández, Petróleo y Estrategia, México, Siglo XXI, 1980.
FUENTE http://www.geocities.com/alaingarcia.geo/resenas/saxe.htm
En 1936 Alemania ocupó nuevamente Renania y controló virtualmente Austria, a la que ocuparía finalmente en 1939 mediante el Anschluss; ese mismo año exigió la cesión de los sudetes a Checoslovaquia. Todas estas anexiones fueron permitidas por Francia e Inglaterra con el fin de evitar la guerra, a cual terminó finalmente por desencadenarse en 1939 cuando la insaciable Alemania ocupó Polonia.
Estas invasiones, y las que le siguieronnota 1 , estaban inspiradas por la exigencia alemana de un espacio vital, el lebesraum. El lebesraum era sólo un discurso ideológico qu enunciaba la necesidad de unir a los pueblos germánicos en un solo territorio detrás del cual encontramos la necesidad alemana de terminar con su dependencia estratégica adquiriendo regiones que les proporcionaran materias primas y un amplío mercado para sus mercancías manufacturadasnota 2 .
Esa vez el intento por eliminar la dependencia estratégica de un país, le costó al mundo 45 millones de muertos y la destrucción prácticamente total de Europa.
John Saxe Fernández en este libro retoma la importancia y validez del análisis de la dependencia estratégica para la comprensión del mundo contemporáneo. La dependencia estratégica ocurre cuando un país no cuenta con los recursos necesarios dentro de su propio territorio para mantener la operación de su economía. Por lo tanto necesita de los recursos de otro país (materias primas, mercados) para mantener operando a su industria nacional.
La dependencia estratégica es intrínseca al sistema capitalista, ya que "la dinámica de la economía industrial capitalista ha sido de tal naturaleza que la necesidad de nuevas fuentes de materias primas, mercados y de suministros frescos y baratos de mano de obra barata se han ampliado constantemente y han desempeñado un papel preponderante en todas las etapas del conflicto internacional y en las crisis económicas".nota 3 . En consecuencia la guerra entre los países capitalistas parece ser inevitablenota 4 . La disputa sería por los mercados y las materias primas de las regiones subdesarrolladas del mundo.
Uno de los países que actualmente está involucrado en la lucha por el control de las materias primas y de los mercados es Estados Unidos (EE.UU.) John Saxe Fernández nos habla particularmente de la dependencia estratégica norteamericana por el petróleo.
El problema radica en que EE.UU. no cuenta con los recursos petroleros suficientes para mantener operando su economía, requiere de los yacimientos de México, Venezuela, Canadá y Oriente Medio para satisfacer su creciente demanda del energético. Por lo tanto una de las prioridades norteamericans es asegurarse un suministro permanente de petróleo aún en tiempos de guerra.
Bajo esta lógica, el gobierno de los EE.UU. enfrenta la inestabilidad en Oriente Medio, que no garantiza un suministro permanentenota 5 , estaban inspiradas por la exigencia alemana de un espacio vital, el lebesraum. El lebesraum era sólo un discurso ideológico que enunciaba la necesidad de unir a los pueblos germánicos en un solo territorio detrás del cual encontramos la necesidad alemana de terminar con su dependencia estratégica adquiriendo regiones que les proporcionaran materias primas y un amplío mercado para sus mercancías manufacturadasnota 5 . Más aún, de garantizar el control de los yacimientos, EE.UU. enfrenta un grave problema logístico: la transportación del petróleo desde el otro extremo del mundo hasta sus refinerías. La lejanía de los yacimientos es un elemento en contra de los EE.UU. implica los peligros de transportar el petróleo por mar y enfrentarse a la armada y los submarinos de un posible enemigo durante la guerra. El resultado es una vulnerabilidad demasiado grande para los EE.UU.
Esta vulnerabilidad impuso una estrategia que permitiera garantizar el control al petróleo de sus vecinos más cercanos (México, Canadá y Venezuela). El objetivo era que estos países produjeran petróleo no de acuerdo a sus propias necesidades, las de su economía, sino las de EE.UU. El uso de la fuerza y el control militar directo no ha sido necesario para someter a estos país, existen otros métodos mucho más útiles aunque igual de efectivos.
Estos métodos han sido aplicados en los últimos 20 años a lo largo de América Latina e incluyen: una disfrazada lucha contra el comunismo-narcotráfico en la regiónnota 6 ; en una desintegración de las fuerzas nacionalistas y apoyo a proyectos internacionalistas-globalizadores-entreguistas; en los intentos por eliminar cualquier intento de regionalización n o coordinado por los EE.UU. (ALALC); presiones por parte del FMI; el adiestramiento de cuadros dirigentes de acuerdo a los intereses norteamericanos; en sanciones comerciales; etc. La violencia institucional se implanta a lo largo de América Latina con el fin de asegurar el control norteamericano de los recursos naturales.
Dentro de esta dinámica encontramos a México y su petróleo. EE.UU. ve amenazada su seguridad nacional cuando las capacidades objetivas para garantizar el suministro de petróleo son inseguras; al mismo tiempo que la demanda del energético continúa incrementándose.
Afortunadamente para nuestros vecinos, en su traspatio hay un país con reservas petroleras similares a las de Medio Oriente; así, el objetivo que se plantea es controlar estos yacimientos. Desde 1973 y 1979, con la crisis de los energéticos, EE.UU. sugirió la creación de un bloque regional que fuera autosuficiente en cuestión de materias primas y mercados. Para 1994 el primer paso se daba.
Al mismo tiempo de que se creaba esta zona autosuficiente. el NAFTA, los EE.UU. reconocieron que para determinar la producción petrolera mexicana y ajustarla a las necesidades de su economía dependería "de la necesidad de divisa del país [México] en los próximos años; más específicamente dependerá de la propensión a importar de los grupos sociales de más altos ingresos , de la incapacidad del país para producir alimentos y materias primas y de las necesidades del sector público vinculadas con la deuda externa."nota 7 . Los últimos 20 años han demostrado que esta maquiavélica estrategia ha venido operando exitosamente; los últimos indicios, junto al permanente déficit comercial, han sido el reciente blindaje a la economía mexicana (1999) y el gigapréstamo otorgado en 1995 al gobierno mexicano para pagar los tesobonos. Ambos apoyos financieros fueron respaldados por el petróleo mexicano, dado como garantía.
Finalmente John Saxe habla de la irresponsabilidad que representa el no controlar el uso del petróleo en EE.UU. al poder disponer de los yacimientos de otros países, ya que esto conlleva al aumento de la tensión interna e internacional al propiciar la dependencia estratégica de EE.UU. hacia el petróleo. En lugar de buscar fuentes de energía alternas, los EE.UU. continúan basando la operación de su economía en un recurso del cual carecen.
CONTINUA COMENTARIO DE DIABLO HISPANO:
La ITT y Anaconda pagaban al capo Kissinger para que orquestara la caída de Allende en Chile. Vietnam acababa siendo la pesadilla de los mafiosos del Pentágono tal como lo describe magistral y tajante Coppola en Apocalypsis Now. Ya no es Elvis el mito sino Cassius Clay que se cambiaba elnombre por el de Mohammed Alí
Mientras tanto se llevaba a cabo ona opración sicológica de masas por medio d e la guerra sucia de baja intensidad en Nicaragua con el ex cow boy Reagan al frente para que ya Bush Sr invadiera ignominosamente Panamá como preámbulo tipo bombardeo de Stukas nazis en Guernica para meterse luego en Irak y así hasta la última invasióna Irak, esta vez capitaneada por su hijo Georges Bush.
Lllega Obama y parece que el Imperio ya no quiere o no puede seguir siendo el motor de la democracia y la cuestión que ahora se plantea es : ¿ qué Estado o grupo de Estados va a seguir adelante con la tarea de sostener una democracia a partir de esta crisis del 2008-2009 ?
¿Quiénes sustituirán esos sueños de los Beatles, de Elvis, de aquellos iconos del sueño americano exportado a Europa del Oeste y ahora a la del Este ?
También tenemos al alcance una aportación del filósofo Gustavo Bueno :
Gustavo Bueno
Filósofo, autor de «El mito de la felicidad»
«Sobre la felicidad no se puede fundar una ética, como muchos hoy pretenden»
«Hay que distinguir entre la literatura de la felicidad, que no necesita ir escrita en libros, el «don't worry, be happy» y la felicidad ágrafa, de los que no necesitan leer nada»
Oviedo, Javier Neira
(Fotos: Luisma Murias)
El filósofo asturiano Gustavo Bueno publica –con ochenta años cumplidos– al menos tanto como algunos departamentos de Filosofía enteros, y en cuanto a la calidad, aún más. Lo último, El mito de la felicidad, un estudio de 391 páginas en el que aborda un clásico del pensamiento con veinticinco siglos de tradición y especial actualidad. Bueno indica en esta entrevista que la felicidad es una de las ideologías más poderosas de nuestro tiempo, y contra ese molino –que es un verdadero gigante y un gigante verdadero– arremete con sabiduría, inteligencia y valentía. Especialmente esforzado se muestra con la peor apariencia actual del mito: los libros de autoayuda que inundan las librerías y que militan en la felicidad canalla, según la definición que ahora propone Bueno.
—¿Cómo plantea su estudio?
—La estrategia del libro es obvia. Va contra algo. Contra los libros de autoayuda. El pasado verano me rodeé de libros de autoayuda. Algunos escritos por gente tan ilustre como Luis Rojas Marcos, el chamán de Nueva York. Así se llama a sí mismo. O Enrique Rojas, catedrático de Psiquiatría de Madrid. O el libro de Carnegie del que se han editado 21 millones de ejemplares. Por eso merece la pena tomar en serio todo esto, por el volumen. No se trata de un fenómeno superficial. No es algo coyuntural. Se trata de libros escritos para gente de pueril inteligencia. Da vergüenza pensar que haya gente así. Planteé el problema a partir de ahí: ¿qué es la felicidad?; ¿qué está ocurriendo?
—Pues eso, ¿qué está ocurriendo?
—Distingo entre la literatura de la felicidad, que no necesita ir escrita en libros, el «don't worry, be happy» y la felicidad ágrafa, de los que no necesitan leer nada. Hay una encuesta del Instituto de la Juventud de España, del año pasado, en la que se dice que la población más feliz de Europa es la de los jóvenes españoles. Son los que se sienten más felices. Quizá sea así porque son lo que menos leen.
—La felicidad es una aspiración general, una exigencia.
—La felicidad es la ideología de nuestro tiempo. Todo el mundo quiere ser feliz, y muchos llegan a creer que lo son. Y hay mucha gente, artistas, directores de cine, novelistas, paisanos de la calle, que, cuando se les pregunta qué buscan en la vida, responden: ser feliz. ¿Y cuándo es usted feliz? Pues, añaden, cuando vuelvo a casa del trabajo, me doy una ducha, me relajo y tal. Es curioso que se repita tanto lo de la ducha, una cosa tan vulgar. Me recuerda la sentencia de Goethe: «La felicidad es de plebeyos». Lo de la ducha es una ordinariez; se da por supuesto. Es propio de gente que antes no tuvo ducha, gente que la ha adquirido recientemente y por eso se siente feliz.
—¿Y los libros que citaba antes?
—Este conjunto de ideales mínimos recuerdan al budismo zen: deseo poco, y eso poco lo quiero poco. Quienes dicen estas cosas están repitiendo fórmulas de libros de autoayuda. No es algo espontáneo. Repiten la literatura de la felicidad y sus consejos: confórmate con poco, disfruta del momento, sé quien eres. Eran las fórmulas del hedonismo, de Aristipo. La gente cree que estos ideales le salen del alma, cuando son puras repeticiones de lo que han leído. En realidad la búsqueda de la felicidad forma parte de un proyecto ideológico impresionante, inspirado por las exigencias de la sociedad de mercado pletórico. Un movimiento de muchedumbres.
—¿Cuándo aparece históricamente la idea de felicidad?
—Como idea filosófica, es de Aristóteles. Hay dos grandes ideas inventadas por Aristóteles, al menos en su formato filosófico, y que han durado siglos. Y que aún siguen influyendo: la idea de Dios y la idea de felicidad. Lógico, porque la felicidad es dios, según Aristóteles. El dios de Aristóteles es el Acto Puro. No ha creado el mundo. No lo conoce. Por cierto, Aristóteles es impresionante; yo cada vez estoy más asombrado. Dice que el único ser que puede ser feliz es Dios, porque su vida consiste en pensarse a sí mismo, y ese pensarse a sí mismo eterno, autárquico, sin depender de nadie, es la felicidad. De ahí se deduce que nadie es feliz salvo Dios. Por ejemplo, en alusión a Teeteto, recuerda al matemático que se pasa el día pensando en sus teoremas y concluye que no puede ser feliz, porque tiene que comer, porque se fatiga, porque algún día se va a morir. Como mucho indica que la felicidad es una forma de contemplación. La puede lograr el sabio algunas veces cuando contempla.
—La tradición desborda el mundo clásico.
—Todo cambia con el cristianismo. El cristianismo transforma ese lejano dios de Aristóteles en un Dios creador del mundo y de los hombres. Un Dios con tres personas vivas, la segunda de las cuales se hace hombre. Dios es amor, crea el mundo, crea al hombre y se encarna en el hombre. Por eso la felicidad de Dios puede ser transmitida a los hombres, y los hombres pueden ser felices en la otra vida. Es la beatitud. He leído enteros, este verano, los comentarios del padre Ramírez a la «Suma teológica». Unos comentarios sobre la felicidad en cinco volúmenes, en un latín muy difícil, titulados De homine beatitudine. El padre Ramírez presidió el Instituto Luis Vives del CSIC. Le llamaban el Soto redivivo. Le conocí, le traté. Era un frailón que se pasó toda la vida en Friburgo. El último gran tomista. Tenía una erudición tremenda. Lo traté mucho en Madrid y en Salamanca. Venía a ser entonces el Heidegger de la Iglesia católica.
—Así que Santo Tomás...
—Santo Tomás recoge a Aristóteles y ofrece una idea de felicidad nueva, cristiana. La felicidad es objetiva. Una cosa es la delectación y otra la felicidad objetiva. Santo Tomás pone un ejemplo muy claro. La felicidad del avaro es el oro, no el goce del oro. Por eso la felicidad es Dios, no el goce de Dios. Si no hay algo objetivo no hay felicidad. Es el antipsicologismo. Es la idea de felicidad de Plotino y de Aristóteles, que repite Espinosa.
—La ilustración vuelve a cambiar las cosas.
—En el siglo XVIII se eclipsa la idea de Dios, y entonces empieza a funcionar la felicidad subjetiva. La «religión de la felicidad» del marqués de Lassay. Es la felicidad canalla, según mi terminología. La felicidad, destituida de su dimensión filosófica, queda reducida a algo psicológico. Es el cosquilleo de Espinosa, el placer, el disfrute, el estado de bienestar.
—Un cosquilleo que se ha convertido en la idea dominante.
—Eso es lo que llega a EE UU, a la famosa Constitución de EE UU. Todo ciudadano tiene el derecho y el deber de ser feliz. El «welfare», la felicidad como bienestar. Empieza a ser una obligación civil en EE UU y en todo el mundo. Séneca dice: «Todos los hombres, hermano Galión, quieren ser felices». De ahí se deduce que el que no es feliz no es hombre. Es un degenerado, un enfermo que debe ir al psiquiatra. La felicidad entendida de un modo canalla empuja a que los ciudadanos tengan pequeñas felicidades, como la ducha o el tanque de agua sobresaturada con sales. El mejor modo de convertirlos en ovejas de un rebaño, el «consumidor satisfecho». Y siempre con un componente metafísico. En los prospectos del tanque famoso se indica que si te metes allí para relajarte te sientes como en el útero materno, y después en el cosmos. En cuando al «don't worry, be happy» resulta que es una consigna de los años veinte, de un gurú llamado Meher Baba, que está antecedida de esta otra idea de carácter místico: «Da lo mejor que tengas de ti y entonces no te preocupes, se feliz». Una teoría metafísica. Para Séneca la esencia del hombre es la felicidad. El que no es feliz no vive. Y para Fichte es el poder, es Prusia, es Alemania. La gente, ahora, vincula la felicidad al destino del hombre. Si no, ¿para qué vivir? En la metafísica de Santo Tomás tiene mucho sentido, porque efectivamente el destino era el cielo o el infierno. Pero una vez que no se tiene en cuenta eso, el destino es ser feliz. Y cada cual ya es mayor para saber en qué consiste su felicidad. Si la felicidad de algunos consiste en ducharse pues muy bien, eso los convierte en rebaño, porque esa es la felicidad del plebeyo.
«Kant es el filósofo canalla por excelencia»
—La subjetividad altera la idea clásica de felicidad, ¿cómo se produce ese cambio?
—Kant es el que ha elevado la felicidad canalla a categoría filosófica. Kant es el filósofo canalla por excelencia. Separa la virtud y la felicidad. Algo absurdo, nunca se dio. Dice que la felicidad es una ley de la naturaleza. Y que la virtud no necesita de la felicidad. Es más, incluso la aborrece.
—Ponga algún ejemplo de felicidad canalla.
—Un ejemplo ilustrativo de la felicidad canalla es «Viridiana» de Buñuel. La escena de los ancianos decrépitos, ciegos, tuertos, en aquella casona de aristócratas. En cuanto pueden se ponen a comer y a ser felices, después componen una escena como una Última Cena y suena el «Aleluya» de Haendel. Es el ejemplo de la felicidad canalla. Otro ejemplo es el himno «Gaudeamus igitur» cantado por todos los becarios europeos, sobre todo los que tienen la beca Erasmus. Tremendo: «Alegrémonos ahora que somos jóvenes, porque cuando llegue la vejez nos tragará la tierra.» Lo peor es el «igitur», el «por tanto», ¿por tanto de qué? Como no podemos alcanzar la felicidad eterna, por lo menos aprovechemos algo de esta vida. Es lo que dice ese himno. Es la felicidad canalla.
—Otro.
—La ópera de Strauss, «Electra», que pusieron en Oviedo en otoño, es otro ejemplo perfecto. Electra es infeliz pues su padre Agamenón ha sido asesinado, su hermano Orestes está lejos y ella misma se siente desgraciada, infeliz. En el libreto, que sigue el texto de Sófocles casi al pie de la letra, dice que es completamente feliz cuando su madre da los alaridos porque la está asesinando su hermano. Un tema paradójicamente vivo y apreciado en las sociedades democráticas del presente, en las cuales propiamente la madre de Electra, en lugar de asesinada, tendría que haber sido reinsertada socialmente, y en el acto final, abrazada a su hija Electra, diría: «no volveré a hacerlo».
—En cualquier caso, la tradición es formidable.
—La idea de felicidad es muy tardía. No es imaginable el hombre de Atapuerca hablando de felicidad. En español es una palabra, como otras muchas, terminada en «-ad». Un sufijo hipostático. Corresponde a un pensar en vacío, parece algo muy profundo pero no es nada. Como el dicho, «todos los hombres quieren la felicidad». ¿Pero qué es eso de todos los hombres, los ha contado usted? La idea de felicidad es muy tardía. Propia de sociedades organizadas en clases. Hay una clase que está por encima. Es el caso del «Beatus ille qui procul negotiis» de Horacio. Corresponde al terrateniente romano. Pero no es que sea feliz. Es que tenía un latifundio. Y unos esclavos. El esclavo es el que quiere ser como el señor, es el que quiere ser feliz. Por eso la felicidad es de plebeyos. Como no pueden lograr el latifundio aspiran a otras cosas y se convierten en ovejas de un rebaño. O como en la actual sociedad de mercado. Un individuo que, en la sociedad de mercado, hace huelga de hambre o ascetismo de tipo calvinista es sencillamente un enfermo porque se sitúa fuera del mercado. Tiene que ingresar en el mercado, tomar una pastillita, empezar a ser feliz y convertirse en un ciudadano normal. Sobre la felicidad no se puede fundar una ética, como muchos hoy pretenden.
Etiquetas: John Saxe, nueva hegemonía, Obama, petróleo, Sarkozy, síndrome de Vietnam
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